viernes, 5 de diciembre de 2014

LA EDUCACIÓN ANTE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La educación tiene una doble misión respecto a los medios de comunicación: saber aprovechar los recursos didácticos que ofrecen y capacitar a los alumnos para la recepción y asimilación correcta de los mensajes que dichos medios transmiten. Resulta difícil comprender, orientar, ayudar al alumno de nuestros días si lo consideramos totalmente aislado del ambiente cultural en que se mueve. La escuela ha de tender a integrar a los alumnos en la cultura de su tiempo y de su ambiente para, al mismo tiempo, hacerlos capaces de enriquecer esa misma cultura.
Los avances recientes y continuos, de los procesos de la integración de las Nuevas Tecnologías están en situación de facilitar un cambio significativo en la propia naturaleza del sistema de educación a distancia. Lauzon y Moore, argumentan que tal evolución debe implicar una nueva producción de medios, responsabilidad que debe recaer sobre los docentes.
A mi entender y siguiendo modelos de amplia expansión, el futuro de la televisión, la radio, el videotexto, los servicios de teleconferencia y otros medios telemáticos, constituyen algunas de las herramientas imprescindibles al servicio de la educación, y que han dado un giro hacia la investigación, la interactividad y la descentralización o convergencia. En muchas ocasiones se utilizan los medios para mejorar la imagen pública, pero el problema es el de estudiar la combinación de medios más adecuados para cada situación. Los avances de las tecnologías de la comunicación permiten romper el hielo y la distancia física, mental y psicopedagógica entre productores y consumidores, proveedores y usuarios.
Años atrás, hablar de herramientas para la educación, en su sentido más general, nos lleva a identificar bajo esta denominación fundamentalmente al cine, la televisión y el vídeo. Es decir, las principales manifestaciones de la imagen sonorizada en movimiento, constituyendo un campo lógico de trabajo, pero desde una perspectiva más global resulta prioritario centrarnos en el carácter transformador desde un punto de vista social.
Estamos pasando de la era de la reproducción mecanizada a la de los sistemas cibernéticos; basándose en la capacidad de manipulación de las imágenes y sonidos que aportan técnicas como la digitalización, estamos asistiendo a unos cambios tecnológicos que producen unos efectos que inciden claramente en nuestras percepciones culturales y vivenciales. La capacidad para elaborar imágenes y documentos mediante procedimientos cada vez más sofisticados, y al mismo tiempo cada vez más asequibles, ligada a una creciente dependencia de la información está contribuyendo a una transformación de nuestra manera de concebir el mundo.
Situándonos en el terreno educativo es evidente que, a semejanza con lo que está ocurriendo en el conjunto de las sociedades modernas, debemos hablar de diferentes concepciones y de distintos roles formativos a desempeñar por estas herramientas, lo que implica asignarles un mayor protagonismo en relación con lo que ha venido reflejando la tradición escolar sobre esta cuestión. Resulta fundamental que las instituciones educativas nos formen con una capacidad de criterio que nos permita discernir y aplicar valoraciones críticas sobre la información que nos llega.

El uso pedagógico de estas nuevas herramientas en la educación requiere algo más que buenos diseños y proyectos, su finalidad real es proporcionar una enseñanza innovadora, no convirtiéndose en finalidad por sí misma, sino consecuencia de decisiones tomadas a partir de una determinada manera de concebir y llevar a la práctica la enseñanza.


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